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lunes, 31 de octubre de 2011

UNAS VACACIONES GENIALES

Hola soy Carla y me voy a hacer un viaje sorprendente. Me voy a Asia, un lugar maravilloso. Ya vamos de camino en un bugati, hemos parado a comer y nos han servido un plato de lomo con patatas fritas y de postre a mí me pusieron un helado de chocolate y a mis padres un café. Yo ya he terminado, pero mis padres se han quedado hablando; así que me he ido a una tienda que había al lado y he visto una cosa que me ha encantado: una ranita en una charca. Le pedí a mis padres que si me lo compraban, pero me dijeron que no. Menos mal que me traje un dinerillo de mi hucha y mis padres no lo saben. Me la compré y me lo escondí en la maleta. Mis padres ya han terminado de hablar y vamos al coche; pero, nos hemos cogido un poco de comida para no tener que parar otra vez. Nos hemos cogido una sandía porque a mí no me gusta el melón. Por fin hemos llegado , creíamos que íbamos a tardar más, así que nos ha sobrado toda la comida, pero nos lo vamos a tomar para cenar. Ahora vamos a alojarnos en el hotel ¡a ver si lo encontramos! Ya hemos encontrado y también nos han dicho la habitación es la 318 , está bien por dentro yo me he quedado con la cama individual y mis  padres la cama de matrimonio. Estamos deshaciendo la maleta y de repente, se me ha caído la figurita de la ranita en la charca. Me han descubierto el dinero y se me ha roto la figura y al recogerla me he cortado. Me sale un poquito de sangre pero me han dicho mis padres que no pasa nada. Hemos salido a comer lo que habíamos comprado en el viaje, fuimos a una depresión muy grande y nos hemos encontrado con un montón de basura, la mayoría eran latas de guisantes. Recogimos toda la basura que había y la tiramos a un contenedor. Terminamos de comer y nos fuimos en el bugati a casa y aquí acaba mi viaje. Adiós.
Diana Fernández Calvo. 1º E.S.O 

jueves, 27 de octubre de 2011

¿QUIÉN ERES? POR FAVOR, NO ME DIGAS LA VERDAD

Héctor y yo somos mejores amigos. Yo se lo cuento todo y él me lo cuenta todo. Por ejemplo, el otro día me iba a contar un secreto muy grande según él, a la vuelta del colegio. Pero justo cuando me lo iba a contar, nos tuvimos que separar porque teníamos que ir cada uno a nuestra casa.
-Hasta mañana- nos dijimos el uno al otro.
Al día siguiente me levanté queriendo ir al colegio para que me contara el secreto. Así que, me puse a desayunar muy rápido para llegar lo antes posible.
Sonó el teléfono y mi madre se levantó a cogerlo. Al colgar, gritó:
-¡Oh, Dios mío! ¡El primo Quique ha desaparecido!
Quique es mi primo. Vive muy cerca de mi casa. Y también es el mayor enemigo de Héctor.
Cuando fui al colegio, Héctor no había venido.
Ah, una cosa que no me gusta nada de Héctor: tiene un hermano pequeño, de la edad de mi hermano, de hecho son amigos y ayer se quedó a dormir en su casa; y otro mayor, de 17 años al que tiene casi esclavizado pues se lo hace todo: si los deberes son difíciles, se los hace, si su cuarto está feo, se lo ordena. Y no me gusta que lo consiga todo sin esforzarse.
Al día siguiente, sábado, mi madre pensó que mi hermano se quedaría un día más. Llamó, pero no estaba en casa de Héctor. También la madre de Héctor le contó que creía que ya le habían recogido, y también le contó que su hijo mayor tenía gripe. Entonces todo apareció en mi cabeza: Quique tenía gripe un día antes de desaparecer. Es el mayor enemigo de Héctor. ¡Claro! El martes se enfadaron los dos. Y mi deducción es esta: Héctor le dijo a su hermano que raptara a Quique. Éste le contagió la gripe. Mi hermano, al ir a casa de Héctor, supo lo sucedido y le raptaron a él también mientras era horario de colegio, y por eso no vino.
Un rato después, fui a casa de Quique. En la ventana había un pelo. Para hacerme si fuera un detective-científico, me dirigí a mi casa para averiguar el ADN del pelo. No había nadie. De repente, una persona vestida de negro y con la cara tapada, me atrapó.
Lo siguiente que recuerdo es que estaba en un sótano o algo así. ¡Estaban Quique y mi hermano! Luego le dije al anónimo:

-¿Quién eres? Por favor, no me digas la verdad.

Estaba casi llorando sólo de pensar que era mi mejor amigo. El enmascarado se quitó la máscara y…
No era Héctor. Era su primo mayor, que estaba gastándonos una broma. Resulta que todo lo habían planeado para darme un susto.

Jimena Alcalá Bautista 1º ESO

lunes, 24 de octubre de 2011

ÉRASE UN VEZ UN NIÑO QUE VIAJÓ A FUERTEVENTURA

Érase una vez un niño que viajó a Fuerteventura (Islas Canarias.) Ese niño se llamaba Pablo, vivía en Alpedrete y le hacía mucha ilusión viajar.
El 20 de junio del 2011 a las 7 de la mañana fue al aeropuerto de Barajas con sus padres.
Él estaba muy nervioso porque nunca había montado en avión.
Vio una tienda de regalos y compró uno para su hermana. Después de comprarlo vio que eran las 8 y debía darse prisa porque a las 8 y 15 despegaba el avión.
Luego dejó las maletas y se fue a la cola para montar. Cuando montó se quedó impresionado de lo grande que era por dentro y se sentó al lado de sus padres. De repente, el avión despegó. Como el viaje era largo y estaba muy cansado decidió dormirse un rato, pero cuando se fue a dormir, empezaron las turbulencias. El comandante dijo que el avión se iba a estrellar porque se había parado un motor y no se podía volver a encender. Pablo notaba que iban perdiendo altura.
Menos mal que era precavido y se llevó una maleta que no era de ropa, sino para sobrevivir por si se estrellaban.
Cuando el avión se estrelló solo sobrevivieron sus padres y él, todos los demás estaban muertos. Cuando salieron del avión se encontraban en una isla desierta que por casualidad había una casa abandonada y al lado una bañera vacía. La isla parecía muy grande.
Se instalaron en la casa que estaba llena de telarañas. La limpiaron y la ordenaron, así parecía otra cosa, era la hora de comer y tenían mucha hambre.
Menos mal que Pablo llevaba en la maleta unos anzuelos para pescar y una navaja para hacer una lanza. Al padre de Pablo le gustaba mucho la pesca, entonces se puso a pescar con un cacho de pan que había metido Pablo en la maleta. Pablo hizo la lanza con un palo que se había encontrado en el suelo. También metió unas gafas de bucear y las utilizó para ir mar adentro a coger peces con una red que había metido en la maleta. Mientras, su madre se fue a coger frutas de algunos árboles como cocos, piñas…
Al final de la pesca cogieron entre los dos 20 peces y la madre 10 frutas. Se pusieron a cocinar los peces con un mechero y unas cazuelas de la maleta. Cuando terminaron de cenar se fueron a dormir pero como hacía mucho frío encendieron un fuego dentro de la cabaña. Al día siguiente tenían mucha sed. Entonces, Pablo sacó de la maleta una cantimplora, pero había poco agua entonces decidió ir a buscar agua dulce para beber.
Después de caminar, caminar y caminar encontró un manantial. Entonces se le ocurrió una idea, se fue a por las cazuelas para llenarlas de agua. Como no tenía dónde dejar el agua, puso de tapón en la bañera una pelota de tenis que tenía en la maleta por si se aburría.
Cuando vinieron los padres de Pablo de coger peces y cocos, Pablo les contó que había encontrado un manantial. Fueron a por más agua hasta que llenaron la bañera entera. Pasaron días y días hasta que un helicóptero pasó por allí y les vio. Entonces aterrizó, los montó en el helicóptero y pudieron volver a Madrid. Por el camino, le contaron al piloto todo lo que les había pasado.
Esta familia de supervivientes salió en las noticias de la televisión y se hicieron muy famosos.

Pablo Martín. 1º E.S.O

¿QUÉ ME LLEVARIA YO A UNA ISLA DESIERTA?


Hola. Soy Julia. Tengo trece años  y esta es una pequeña historia, bueno, pequeña porque no  os ha pasado a vosotros; pero, mejor os la cuento desde el principio...
Yo me iba a conocer a una prima que vive Camboya. Hice la maleta con unos vestidos preciosos, con mis pantalones de  chándal, mis vaqueros y no me podían faltar los cagados y las bragas porque  si no ....( esa es una de las recomendaciones de mi madre: "lleva  una camiseta de sobra por si te manchas , los documentos y tres bragas por si te haces pis o te tiras un pedo", esa es mi madre). Esta era mi primera maleta pero nunca se sabe, yo hice otra (siempre hay que ser precavidos por si le pasa algo al avión  y acabas en otra parte otra parte que no es tu destino) y en esta puse mi cepillo de dientes, jabón (del normal, el de Marsella el de toda la vida ), un cuchillo  (tranquilos no voy a matar  a nadie) también  mi libro preferido El largo verano de Eugenia Mestre y muchos más libros. En mi  maleta podrías en encontrarte  una tienda de caramelos ( para que no me falte azúcar ) bueno y esa  era mi maleta.
A la mañana siguiente me desperté, me lavé los dientes, la cara y me tomé un suculento  desayuno. Me puse los zapatos y me monté en  el  coche. Por el camino me encontré un caramelo pegado en el asiento de al lado, estaba chupado, pero me pareció apetecible. Así que me lo zampé. Un día más tarde me di cuenta de que había sido un terrible error… 
Saludé a mi familia y a mis amigos. Y con gran entusiasmo estaba de camino a Camboya. El viaje iba viento en popa, nunca mejor dicho, aunque no estaba en un barco estaba en un avión. La peor noticia fue que mi vuelo no iba a Camboya su destino era una isla con un nombre muy raro (eso explicaba la poca gente que estaba  en el avión. Ahora veis por qué más vale prevenir que curar) y acabé en una playa  desierta. No sabía qué hacer. Después de pensar un rato  ( unos dos o tres días ) hice un gran fuego, corté una hoja de un libro la metí en  una botella  que había "robado" en el avión y me salvé. Me he hecho famosa  y ahora escribo libros de aventuras y he conocido a mi prima de Camboya.

Julia Alaniz 1º E.S.O

miércoles, 19 de octubre de 2011

EL NAUFRAGIO PERDIDO. Una historia inolvidable

Un soleado día de verano, me disponía a coger el vuelo 673, con destino a América. Sonó la voz y me dirigí al embarque con mis cosas. La azafata nos dijo que nos abrocháramos los cinturones y nos deseó buen viaje, se empezaban a ver las cosas pequeñas de tal manera que parecíamos gigantes. ¡De repente, turbulencias! Una horrible tormenta hizo que perdiéramos el rumbo hacia América y el impacto de un rayo rompió un ala del avión, con gritos y desesperación, llena la punta de fuego, caímos al mar.
Esta historia es muy triste y soy el único que se acuerda pues soy el único que sobreviví. Aturdido, llegué a una pequeña isla (gracias a la corriente del mar), rodeada de palmeras y de arena fina como la seda. Tenía una maleta en la cual llevaba cosas de emergencia por si en algún caso ocurriera lo sucedido. Me dirigí hacia el frondoso bosque que me pareció un sinfín puesto que estaba acostumbrado a un pequeño pueblo llamado Alpedrete. En aquella maleta llevaba varias cosas, una botella de agua por si tenía sed, un mechero por si hacia frío y comida en lata por si tenía hambre y una multiusos de esa que tienen navaja, tijeras, etc.
Pasaron los días intentando resistir a fuertes tormentas con una pequeña cabaña que mediante palos y lianas me había construido. Me encontraba cada vez más desfallecido, pues iba como un nómada de lado a lado de la isla porque se me habían acabado los víveres. Por suerte, encontré un gran manantial y comida ya que había palmeras y distintos frutos.
Unos días después, un fuerte pitido del radar del avión me despertó por la mañana y una voz grave hablo a través de esta emisora, !ilusionado respondí¡! hola, hola!¡ socorro necesito ayuda soy un naufrago¡
Unos meses después, ya acostumbrado, me encontraron y volví a casa con mi familia.

DAVID SANTAMARIA MORAL 1º E.S.O

LIZZIE BENNET SOBREVIVE A UN NAUFRAGIO

Lizzie  Bennet es  una  chica  de  17  años  que  sobrevivió a  un  naufragio,  cerca  de  la 
costa  de  Nueva York  en  los  Estados  Unidos  de  América.
Lizzie, en  verano  de  2010,  iba  a  cumplir  16  años. El  regalo  que  ella más  quería, ese  10  de  julio,  era  que  su  madre  la  dejara  ir  a  los  Estados  Unidos  de  América  con su  novio  Beck. Lizzie  le preguntó  a  su anciana  madre  si  la  dejaba  viajar  y ella  le  dijo  que  sí, pero  que  con  cuidado. Beck su  novio  ya  tenía  lo  billetes  para  el  día 13  de  julio, el vuelo 654  destino  USA  a  las  08:00 h. am . El  día  antes  de   que  se fueran estuvieron despidiéndose  de  la  familia, haciendo  las  maletas  y  buscando  información  de  New York . Ya  era  día  13 y  tenían  que  coger  un  vuelo  a  las 08:00. Cargaron  el  coche y  se  fueron  al  aeropuerto,  eran  las  07:15 y estuvieron  desayunando en  la  cafetería. Solo  quedaban  15  minutos  para  despegar . Se  montaron  en  el  avión  y  se fueron. Lizzie miraba  por  la  ventana  del  avión  y  veía  como  las  cosas   iban  encogiendo . De repente, empezaron las  turbulencias, se  estaba  desatando  una  enorme  tormenta, un  rayo  cayó  sobre  el  avión y cayeron  al  agua.  Todos  estaban  inconscientes , excepto  Lizzie  y Beck . Cogieron  los  maletas y  se  fueron nadando  a  una  isla  que  se  veía a lo lejos. Al llegar  vieron  que  no  había  nadie. Estaban  asombrados  con  tanta  belleza  junta , estuvieron  buscando  una  cueva  para  dormir  esa  noche  y encontraron  una  cerca  de  un  manantial. Se  alegraron  al  ver   que  tenían  refugio  y  agua  potable. Miraron  que  había  en  cada  maleta. Encontraron  un  saco  de  dormir, lo   abrieron  y  se  durmieron . A la  mañana siguiente  estuvieron  pescando  con lanzas  que  ellos  mismos hicieron, de  pronto  vieron  un  helicóptero  que  iba  a  salvarles la  vida , montaron  en  él  y  se  fueron  de  nuevo  a  casa.

Noe Segovia 2º E.S.O

martes, 18 de octubre de 2011

COMO PERDER EL TIEMPO EN UNA ISLA DESIERTA

Yo estaba en la península de Kamchatka, en Rusia por temas de trabajo. Decidí irme de vacaciones a Australia a ver a mis tíos. A primera hora de la madrugada cogí el vuelo con destino a Weipa. A mitad de camino, en el océano Pacífico mi avión se accidentó. Lo supe al despertar a la orilla de una isla que parecía estar completamente desierta.
No había ningún rastro de civilización a parte de los restos del naufragio, en los que encontré una maleta, una maleta que, antes del vuelo había preparado específicamente por si ocurría lo que ocurrió.
En la maleta metí un pedernal para tener fuego de manera segura ya que si se mojaba no dejaba de funcionar y tardaba años en agotarse. También metí una navaja que me sirvió para diversas cosas, un Windows vista para seguir con mi trabajo y chatear por Internet con mis tíos para informarles de lo sucedido, un abrigo para pasar las noches frías y un manual de supervivencia que me fue muy útil para aprender técnicas para sobrevivir en la isla.
Con el pedernal encendí un fuego que alimenté con ramas y hojas día y noche, con la navaja y unos palos me construí una cabaña, recogí peces y cacé fruta de la isla.
Unos meses más tarde me encontró un helicóptero y me rescataron. Cuando me subí al helicóptero, vi desde el cielo, tras unas montañas de la isla, ¡otra isla! y estaba poblada. Ya me extrañaba a mí que hubiese conexión en la isla…
Y así es como perdí tres meses de vacaciones.

Julio Lallave 1º E.S.O