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lunes, 24 de octubre de 2011

ÉRASE UN VEZ UN NIÑO QUE VIAJÓ A FUERTEVENTURA

Érase una vez un niño que viajó a Fuerteventura (Islas Canarias.) Ese niño se llamaba Pablo, vivía en Alpedrete y le hacía mucha ilusión viajar.
El 20 de junio del 2011 a las 7 de la mañana fue al aeropuerto de Barajas con sus padres.
Él estaba muy nervioso porque nunca había montado en avión.
Vio una tienda de regalos y compró uno para su hermana. Después de comprarlo vio que eran las 8 y debía darse prisa porque a las 8 y 15 despegaba el avión.
Luego dejó las maletas y se fue a la cola para montar. Cuando montó se quedó impresionado de lo grande que era por dentro y se sentó al lado de sus padres. De repente, el avión despegó. Como el viaje era largo y estaba muy cansado decidió dormirse un rato, pero cuando se fue a dormir, empezaron las turbulencias. El comandante dijo que el avión se iba a estrellar porque se había parado un motor y no se podía volver a encender. Pablo notaba que iban perdiendo altura.
Menos mal que era precavido y se llevó una maleta que no era de ropa, sino para sobrevivir por si se estrellaban.
Cuando el avión se estrelló solo sobrevivieron sus padres y él, todos los demás estaban muertos. Cuando salieron del avión se encontraban en una isla desierta que por casualidad había una casa abandonada y al lado una bañera vacía. La isla parecía muy grande.
Se instalaron en la casa que estaba llena de telarañas. La limpiaron y la ordenaron, así parecía otra cosa, era la hora de comer y tenían mucha hambre.
Menos mal que Pablo llevaba en la maleta unos anzuelos para pescar y una navaja para hacer una lanza. Al padre de Pablo le gustaba mucho la pesca, entonces se puso a pescar con un cacho de pan que había metido Pablo en la maleta. Pablo hizo la lanza con un palo que se había encontrado en el suelo. También metió unas gafas de bucear y las utilizó para ir mar adentro a coger peces con una red que había metido en la maleta. Mientras, su madre se fue a coger frutas de algunos árboles como cocos, piñas…
Al final de la pesca cogieron entre los dos 20 peces y la madre 10 frutas. Se pusieron a cocinar los peces con un mechero y unas cazuelas de la maleta. Cuando terminaron de cenar se fueron a dormir pero como hacía mucho frío encendieron un fuego dentro de la cabaña. Al día siguiente tenían mucha sed. Entonces, Pablo sacó de la maleta una cantimplora, pero había poco agua entonces decidió ir a buscar agua dulce para beber.
Después de caminar, caminar y caminar encontró un manantial. Entonces se le ocurrió una idea, se fue a por las cazuelas para llenarlas de agua. Como no tenía dónde dejar el agua, puso de tapón en la bañera una pelota de tenis que tenía en la maleta por si se aburría.
Cuando vinieron los padres de Pablo de coger peces y cocos, Pablo les contó que había encontrado un manantial. Fueron a por más agua hasta que llenaron la bañera entera. Pasaron días y días hasta que un helicóptero pasó por allí y les vio. Entonces aterrizó, los montó en el helicóptero y pudieron volver a Madrid. Por el camino, le contaron al piloto todo lo que les había pasado.
Esta familia de supervivientes salió en las noticias de la televisión y se hicieron muy famosos.

Pablo Martín. 1º E.S.O

¿QUÉ ME LLEVARIA YO A UNA ISLA DESIERTA?


Hola. Soy Julia. Tengo trece años  y esta es una pequeña historia, bueno, pequeña porque no  os ha pasado a vosotros; pero, mejor os la cuento desde el principio...
Yo me iba a conocer a una prima que vive Camboya. Hice la maleta con unos vestidos preciosos, con mis pantalones de  chándal, mis vaqueros y no me podían faltar los cagados y las bragas porque  si no ....( esa es una de las recomendaciones de mi madre: "lleva  una camiseta de sobra por si te manchas , los documentos y tres bragas por si te haces pis o te tiras un pedo", esa es mi madre). Esta era mi primera maleta pero nunca se sabe, yo hice otra (siempre hay que ser precavidos por si le pasa algo al avión  y acabas en otra parte otra parte que no es tu destino) y en esta puse mi cepillo de dientes, jabón (del normal, el de Marsella el de toda la vida ), un cuchillo  (tranquilos no voy a matar  a nadie) también  mi libro preferido El largo verano de Eugenia Mestre y muchos más libros. En mi  maleta podrías en encontrarte  una tienda de caramelos ( para que no me falte azúcar ) bueno y esa  era mi maleta.
A la mañana siguiente me desperté, me lavé los dientes, la cara y me tomé un suculento  desayuno. Me puse los zapatos y me monté en  el  coche. Por el camino me encontré un caramelo pegado en el asiento de al lado, estaba chupado, pero me pareció apetecible. Así que me lo zampé. Un día más tarde me di cuenta de que había sido un terrible error… 
Saludé a mi familia y a mis amigos. Y con gran entusiasmo estaba de camino a Camboya. El viaje iba viento en popa, nunca mejor dicho, aunque no estaba en un barco estaba en un avión. La peor noticia fue que mi vuelo no iba a Camboya su destino era una isla con un nombre muy raro (eso explicaba la poca gente que estaba  en el avión. Ahora veis por qué más vale prevenir que curar) y acabé en una playa  desierta. No sabía qué hacer. Después de pensar un rato  ( unos dos o tres días ) hice un gran fuego, corté una hoja de un libro la metí en  una botella  que había "robado" en el avión y me salvé. Me he hecho famosa  y ahora escribo libros de aventuras y he conocido a mi prima de Camboya.

Julia Alaniz 1º E.S.O