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jueves, 1 de marzo de 2012

Inventa una historia en la que los personajes fantásticos se comporten como reales y los reales como fantásticos

Psicoloespía
Érase una vez, en una granja a las afueras de la gran ciudad de Aqinoesbarato, vivía  un matrimonio que se ganaba la vida con su burro Eustaquio, que era psicólogo. A este burro se le daba bien la psicología, y lo admitía. Pero lo que en realidad quería ser era espía. Un día, Eustaquio, decidió ir a la ciudad y demostrar que era tan ágil como una hormiga y  se  merecía el puesto de espía. Le propuso un trato al rey: Eustaquio se escondería en Aquinoesbarato y, si el rey no podía encontrarlo,  le admitirían en el Club de Espías. Además sólo tendría tres días para encontrarle. El rey accedió. Entonces, el burro cogió su portátil y puso su noticia. Al día siguiente era carnaval y dos niños llamaron a la puerta de la granja. Uno de ellos iba disfrazado de gato y la otra de princesa y le propusieron un trato: Eustaquio les daría dos kilogramos de guisantes y veintiún kilos de troncos a cambio de su gran idea. El burro accedió y dos horas después ya estaba de camino a Aquinoesbarato. Durante el camino conversaba con los chicos. El que iba de gato le contó que en realidad era un elfo y que se llamaba Tomy y que quien la acompañaba era Bessie, un minotauro.  Su sueño era ser rapero y top model, respectivamente. Sus sueños se veían frustrados porque a él no le cabían los auriculares y a ella no le quedaban muy bien las faldas. Además, también le contaron que los guisantes eran para hacerle una sopa a su abuela, que tenía 253 años y estaba muy enferma. Cuando por fin llegaron a la ciudad, Eustaquio descubrió que todo era carísimo. ¡Tuvieron que colarse con unos burros que transportaban alimentos porque el peaje era muy caro! Tras un par de horas vagando por la ciudad les entró hambre y decidieron ir a un McDonald’s. Preguntaron el precio y Tomy y Bessie tuvieron que sujetar a su amigo para que no la liase en el restaurante. Pasaron dos días y todos estaban muy hambrientos y les faltaban las fuerzas. Siguieron caminando y encontraron a una maga que buscaba algo. Como al burro le podía su buen corazón, le preguntó qué buscaba y se ofreció a ayudarle a buscarlo. La hechicera  le contó que era un botón de oro y que le había costado diez veces más que lo que cuesta ir a un McDonald’s y se marchó a buscarlo, haciendo caso omiso al ofrecimiento del amable burro. ¡El McDonald’s costaba 250€! ¡Imagínate eso por diez! Prosiguieron su camino y se toparon con un gato ataviado con joyas y un abrigo de piel… ¡con botones de oro! El burro utilizó sus habilidades como psicólogo para averiguar de dónde había sacado todo eso. Pudo averiguar que era el descendiente del Gato con Botas, que tenía problemas con su club de moda y que no podía dirigir el concierto de Rock que siempre había querido porque no la cabían los auriculares. También les dijo que les pagaría con el botón de oro y les invitaría al McDonald’s si le ayudaban. Bessie y Tomy se fueron con él y Eustaquio le dio el botón a la maga. Esta le convirtió en un gran espía como agradecimiento y el burro pudo cumplir su sueño. Además, también le nombraron psicólogo privado del rey, ya que tenía problemas con su hija… pero eso ya es otra historia.

Ada Rodríguez Mercado  1ºD ESO