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viernes, 19 de septiembre de 2014

Jugando con las palabras en 2º de E.S.O.

Escribe, en 40 minutos,  una historia en la que aparezcan las siguientes palabras: cocodrilo, guisante, amarillento, párpados, sombrero, estación, maravilloso, estrépito, mantel, manta, simpático, remaron, no, alguno, sorpresa, llovía, saltó, rana, autopista, arboleda.

Pablo Santos. 2º A

Había una vez, un granjero que vivía apartado del mundo, sin móvil, wi-fi, autopista…Se dedicaba al cultivo de guisantes. Cerca de su casa había un lago. Al día siguiente comenzaba la estación de recolecta.
Por la mañana se despertó temprano y vio que se había quedado sin guisantes, habían desaparecido, este se quitó el sombrero y se echó al suelo a llorar. Supuso que alguno de los cocodrilos del lago se los habían comido. Por la tarde su mujer y él cogieron una barca y remaron hasta la orilla de una arboleda, ahí salió algún cocodrilo pero estaba muy lejos para darle. Esa misma tarde el señor se sentó en una silla que se encontraba en el porche. A medida que avanzaba la tarde este fue cerrando los párpados poco a poco hasta quedarse dormido. De repente saltó de la silla debido a un estrépito, era una tormenta y para su sorpresa en aquella tarde que llovía mientras los cocodrilos se comían guisante a guisante.
Su mujer, simpática y maravillosa, le invitó a entrar. Después le arropó con una manta a cuadros que más bien parecía un mantel. Por la mañana del día siguiente, con la cara amarillenta debido al resfriado, veía desde su ventana el lago de los cocodrilos, solo se contemplaba alguna rana.

Rubén Juidíaz. 2º A
Año 2050

Mi nombre es Richard Hamilton. Llevo 5 años sobreviviendo bajo una estación de metro. El mundo ya no es lo que era, antes llovía de vez en cuando, ahora llueve todos los días lluvia ácida, así que hay que vivir aquí abajo.
Vivo con mi simpático amigo Jim, cazando ratas y animales horribles y bebiendo el agua que aún queda limpia de los baños de la estación. Pero en el día que te voy a contar esta historia, sucedió una sorpresa en nuestra dura vida.
Era un día como otro cualquiera, Jim y yo estábamos buscando suministros en el botiquín cuando oímos un estruendoso estrépito cerca de la entrada. Acudimos y vimos que la puerta de acero atrancada por nosotros se había abierto.
No entendíamos cómo había sucedido, así que salimos y contemplamos un amarillento Sol, que debido  a que no lo habíamos visto desde hacía ya 5 largos años , nos obligó a cerrar los párpados. Al abrirlos de nuevo vimos una rana, el primer ser vivo de la superficie. 
La autopista que pasaba la por la izquierda de la estación estaba llena de coches estropeados y vacíos. Jim saltó de júbilo al ver este hermoso paisaje, ya ni recordábamos la superficie.
Se puso su sombrero de paja y fuimos hacia un lago cercano de la estación. Era maravilloso salir de las profundidades, fuimos a por un mantel para hacer un picnic y una manta para pasar la noche fuera. Cazamos un cocodrilo desprevenido y lo asamos.
Jim abrió la lata de guisantes y un guisante cayó, pero poco duró ya que bajó a toda velocidad un gorrión y se lo adjudicó como merienda.
Pasamos la tarde allí, riendo y conversando sobre lo increíble que era esto. Pero de repente les vimos, estaban remando por el lago, aún buscaban supervivientes.
Después  de lo que le habían hecho a toda la humanidad no tenían suficiente.
Fuimos corriendo hacia una arboleda cercana, debíamos huir del gobierno.

María Solera. 2º A
Una noche de lluvia, tumbada en mi cama, tapada con una manta de pies a cabeza cerré los párpados y me sumí en un profundo y maravilloso sueño, en el que había un simpático cocodrilo de color amarillento con un sombrero en la estación de tren, cuando de repente se oyó un estrépito, como si una gran cantidad de agua se acercara y las vías se inundaron como si fueran un río. Entonces el cocodrilo sacó una pequeña barca y se montó en ella. Ya iba a salir de la estación cuando una rana se le acercó y le pidió que la llevase con él. Remaron y remaron hasta llegar a una arboleda al lado de una autopista donde había un guisante. La rana saltó a la autopista para cogerlo y se llevó una sorpresa al ver que era de oro. Se lo enseñó a su amigo muy emocionado y sacaron un mantel para 
sentarse en él y ver que hacer con el guisante. La rana intentó comérselo, pero no pudo . El cocodrilo intentó romperlo con sus enormes colmillos, pero algunos se le rompieron. Ya sin saber qué hacer con el guisante, la rana decidió enterrarlo para ver qué pasaba y después de un largo rato creció un árbol  de oro, cuyos frutos eran guisantes también de oro y se hicieron los más ricos de la ciudad.

Alba Colmenarejo. 2º A
Un día,el llamado ''Juan el simpático", recibió un maravilloso regalo: un viaje a África con todo incluido. Rápidamente saltó de la alegría que le había producido. Cogió la maleta y empezó a meter toda su ropa de verano, incluido un bonito sombrero amarillento. Salió de su casa y notó que llovía fuera, así que cogió su chubasquero. De camino al aeropuerto,yendo por la autopista, se le cruzó una enorme rana que hacía un extraño estrépito. Llegando al aeropuerto, se cruzó con su amada María, de repente la expresión de Juan cambió: esa chiquilla morena, siempre conseguía abrirle los párpados de par en par, y cuando le veía unas mariposillas incómodas inundaban su estómago. Llevaba una pequeña manta en la mano, y por la otra, para sorpresa de Juan, agarraba la mano de un alto, viejo y robusto hombre. Juan no entendía aquello.bCómo una chica tan bonita, amable y simpática podría estar con alguien tan viejo y peludo. Juan decidió pasar del tema y cogió su avión. En el asiento de delante había un niño que tiraba los guisantes de su comida hacia atrás. Un guisante golpeó el ojo derecho de Juan, mientras otros acababan chocando contra su nariz. Por fin llegó a África, se dirigió a su hotel y a continuación a un pequeño coche, donde el conductor le llevaría con más gente a un safari. Llegaron a un río donde había una barca, se subieron y remaron durante 15 minutos, cuando de repente,un enorme cocodrilo golpeó la barca y una señora que llevaba una especie de mantel, aterrorizada, se lo tiró a la cabeza.Juan cansado, llegó a la estación de coches de transportes y taxis, donde cogería uno para volver a su hotel.

Nacho Escalonilla. 2º A


Estaba el cocodrilo en la estación haciendo el top manta cuando sonó un estrépito en la parte de atrás y aparecieron los policías comiéndose un guisante, y al ver al cocodrilo dijeron “oh no, un cocodrilo pegarle con el mantel”. Acto seguido una rana saltó a por el guisante del policía y el cocodrilo huyó remando entre la lluvia, porque llovía mucho, era una lluvia maravillosa.
Años más tarde nuestro simpático amigo (amarillento por la edad) estaba en la autopista intentando cruzar, pero tenía miedo de que alguno de los coches le atropellase, cuando de repente aparecieron los policías y dijeron “oh no, un cocodrilo pegarle con el sombrero” al cocodrilo se le abrieron mucho los párpados porque la sorpresa de ver allí a los policías casi le deja sin respiración, así que rápidamente nuestro simpático amigo huyó hacia la arboleda y en cuanto llegó se comió a todos los policías.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

Eduardo Ortega. 2º A

Aquel día del mes de mayo, estaba en la estación de tren como siempre, para ir a trabajar, cuando de repente un estrépito me hizo darme cuenta de que había llegado el tren. En el trayecto, pude observar que el tren pasaba por un lugar maravilloso. Había un lago enorme con un cocodrilo amarillento, con los párpados de color celeste. También había alguna arboleda, cuando para mi sorpresa se puso a llover. Me tapé con la manta que había traído y vi la autopista que indicaba que ya estábamos llegando. Al bajar del tren me encontré con una rana que saltó a mi maletín, pero como llovía tanto tuve que salir corriendo y la perdí por el camino. Al llegar a la oficina, mi jefe, un hombre simpático con su peculiar sombrero negro de paja, me llevó al comedor. Ya en la comida, se me cayó un guisante al precioso mantel con florecillas naranjas pero rápidamente lo volví a meter en el plato. Después de acabar mi jornada laboral fui con alguno de mis amigos a disfrutar de las canoas a un bonito lago. Ya en la canoa yo no quería remar por lo que mis amigos remaron. Llegué a casa hecho polvo esperando con ganas el fin de semana.