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miércoles, 21 de noviembre de 2012

REDACCIÓN DE 4º Diver

Hace algunos años se produjo una gran nevada en un pequeño y tranquilo pueblo de la montaña. Al ser pequeño todos sus habitantes se conocían y eran como una gran familia.
Jacob, un chico de ciudad, no estaba conforme con la decisión de sus padres de ir al pueblo a visitar a sus abuelos. Cuando llegaron al pueblo, todos los habitantes estaban celebrando la fiesta del tomate, lo que alegró a toda la familia, excepto a Jacob, que solo le prestaba atención a la revista sobre coches que llevaba en las manos y que había comprado en una gasolinera.
Pasaron varios días, y Miranda, la hermanastra de Jacob, decidió salir a dar un paseo por el pueblo, y de repente se llevó una enorme sorpresa, se encontró con un pequeño perro escuálido y algo salvaje, pero supuso que sería porque se le veía bastante asustado, y posiblemente, esto fue lo que incitó a Miranda a llevarse a aquel perrito abandonado a su casa y darle algo de comer, ya que parecía hambriento.
Cuando llegó a casa con el perro, todos los miembros de su familia se encontraban en la cocina, unos preparando la cena y otros poniendo la mesa. Los que se encantaban preparando la cena decidieron preparar guisantes con jamón, el plato favorito de Jacob,que se encontraba en la cama, ya que como siempre que iba al pueblo se resfrió, pero eso no le impidió el ir por la tarde a buscar algún entretenimiento para los días que estuviese allí en el pueblo. Mientras iba por la calle se encontró con un grupo de chicos de su edad, y Jacob llamó su atención y se acercaron a él.
Después de un rato hablando, quedaron en encontrarse en el Patio de los Mendigos. De regreso a casa se encontró con un hombre que llamaba la atención porque llevaba un enorme cordón de oro y una chaqueta que decía: “Ríe hoy, llora mañana y lee esto todos los días”, frase que le llamó la atención y por lo que se fue riendo hasta llegar a su casa, que se escuchó a sus padres diciendo que querían ir a vivir a una isla poco habitada y llena de árboles y plantas, porque ese había sido siempre su sueño, y desde ayer se lo habían empezado a plantear en serio.

Sandra Chamorro

REDACCIÓN ALUMNOS DE 4º DIVER


El invierno llegó y con él una gran nevada. Hacía mucho frío, mientras me dirigía a casa por el camino de siempre me encontré un perro salvaje acurrucado en unos cartones y posiblemente sin familia. Era grande, marrón, con una mancha blanca en el cuello y estaba muy escuálido.Aquella noche no podía dormir, yo me había resfriado y pensé en cómo estaría el perro. Me levanté, me vestí, me até los cordones y fui a visitar el lugar donde vi al perro. Allí seguía, tranquilo y sin moverse del sitio. Desde aquel día fuimos muy amigos.

Ayer, jugando bajo el árbol como todos los días y observando a la ardilla que lo habitaba vino un mendigo loco con una revista en la cabeza en forma de sombrero y nos atacó a mi y a Rex. Hoy, yo, ya no quería salir a la calle y me quedé en casa jugando a las chapas con mi hermanastro usando un guisante de pelota. Mis padres fueron al veterinario a llevar una sudadera naranja con un dibujo de un tomate a Rex que se encontraba allí a causa del brutal ataque del del mendigo loco. Cuando volvieron nos contaron que Rex se había ido a la isla de los perros a vivir y ya no volvería. Nunca me olvidaré de él.

Sergio Garrido